martes, 8 de febrero de 2011

COREA DEL SUR

ALUMNOS INFELICES PERO CON BUENAS NOTAS

Lic. Ina Julia Portilla Montalvo
irhajportilla@gmail.com
Docencia Universitaria UCV-504

En las últimas décadas, el país asiático ha hecho una fuerte inversión en educación, ya que considera los estudios una garantía esencial de su futuro económico. La formación es vista en Corea del Sur como la vía imprescindible para el progreso individual y nacional, lo que desemboca en una dedicación exhaustiva de los alumnos y una gran competitividad para, llegado el momento, acceder a las mejores universidades, y, luego, a un buen matrimonio que asegure su calidad de vida. Las Matemáticas, ciencias, lengua coreana e inglés son consideradas las asignaturas más importantes.

En 1945, cuando la península coreana se liberó de 40 años de colonialismo japonés, solo el 22% de los adultos sabía leer y escribir. En las décadas de 1950, 1960 y 1970, en los sucesivos Gobiernos surcoreanos, la península fue partida en el Norte y el Sur en 1948, dieron gran importancia a la educación, conscientes de que había que compensar la falta de recursos naturales con capital humano.
Aunque Corea del Sur invierte mucho en educación, gran parte de los recursos proviene de las familias y a la calidad de los profesores, que son contratados entre los mejores de cada promoción. Pero, sobre todo se debe, según algunos especialistas, a las largas jornadas escolares. Los niños van a clase hasta 11 horas cada día, y, luego, presionados por los padres, tienen que dedicar más horas en casa a los libros. No es raro que estudiantes en los años previos a la entrada en la universidad regresen a casa a medianoche, tras sesiones extras de estudio, académicos. En muchos casos, acuden a varias clases al mismo tiempo, en función de la asignatura. En la sociedad coreana, si un joven no va a una buena universidad es natural que no encuentre trabajo.

Entre los profesores, existe un descontento, aunque están bien pagados. Se sienten infravalorados, y dicen que las clases están masificadas y los estudiantes están, a menudo, agotados por las clases extras. La memorización, el aprendizaje orientado a los hechos, la enseñanza autoritaria y una falta de énfasis en la creatividad son características del sistema.

Corea del Sur es una de las superpotencias en educación. Como la industrialización, es otro de sus grandes éxitos. Pero es un éxito agridulce, en el que los distintos actores están enzarzados debatiendo cómo mejorar el sistema.
La pregunta sería ¿Apoyaría que su hijo se estrese intensamente para sacarse mejores notas y llegar hasta el extremo de que desarrolle problemas cardiacos, úlceras y eventualmente quiera quitarse la vida? No pocos padres de familia surcoreanos empiezan a hacerse esa pregunta (que ya es muy común en Japón). Esto refleja el otro lado de la moneda de la obsesión por la educación entendida como un entrenamiento intensivo cotidiano de 11 horas de clases al día y varias más en academias privadas llamadas hagwon.
Si bien eso les permite a los alumnos surcoreanos liderar las tablas mundiales de las pruebas de PISA en matemáticas, ciencias y lectura, eso no necesariamente es fuente de satisfacción para los estudiantes coreanos según sostiene José Reinoso en el artículo “Paradoja escolar en Corea del Sur”.
El precio que pagan los alumnos por el éxito es alto. Estudian muchas horas a la semana, acumulando el mayor nivel de estrés. Tienen poco tiempo para jugar y dormir. Solo 30% dice estar feliz y 16% se siente muy solo. Hay un gran número de suicidios entre los estudiantes: el año 2009 hubo más de 200, un 47% más que en 2008. El motivo suele ser no haber logrado puntuaciones suficientes en los exámenes escolares.
Me pregunto ¿tiene sentido todo eso? No conozco ninguna teoría psicológica que sostenga que esa manera de presionar a los estudiantes sea bueno para su salud mental. Nuestra experiencia personal nos enseña que llegan más lejos los estudiantes que cultivaron su salud mental y sus habilidades sociales, lo que abre espacios suficientes para cultivar su intelecto y sus talentos, que aquellos que son esclavos de los estudios y rehenes de la competencia entre pares.
“Corea del Sur parece estar contento. Es lo que algunos especialistas denominan la paradoja de la educación surcoreana, donde el gran éxito en los resultados va ligado a una insatisfacción generalizada”.

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